viernes, 2 de abril de 2010

Curiosidades de la Semana Santa I: ¿Por que los mariscos?

Como bien deben saber, lectores del blog, nos encontramos en Semana Santa, La mayoría de los lectores de este blog son mexicanos y españoles, así que ya deben conocer la curiosa rutina que toma lugar esta semana, con sus procesiones, sus desfiles con vírgenes y encapuchados en España, sus representaciones de la crucifixión en Itztapalapa aquí en México, sus repetitivas películas de Charlton Heston (Los Diez Mandamientos y Ben Hur, no se hagan pendejos), las idas a la Iglesia, y en general, toda una atmosfera de hipocresía solo comparable a la de las cenas de Navidad en donde la sociedad, que es una completa hija de la chingada durante todo el año va a hacer todo un circo con el fin de convencerse de que están perdonados y seguir comportándose como unos hijos de la chingada el resto del año, para el año próximo volver a hacer el mismo ritual de auto convencimiento y así ad infinitum.
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No es que sea un amargado, o hay sufrido (bueno, si he sufrido), ni que haya fracasado en encontrar a Dios (todos han fracasado porque diosito bimbo no existe, por lo que se auto engañan). Simplemente, la hipocresía, o mejor dicho, ese tipo y ese nivel de hipocresía me repugnan, y a cualquier persona con dos dedos de frente y por lo menos tres neuronas que no hagan cortocircuito.
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Tampoco se trata de despreciar la Pascua, ya que podemos usar el puente para hacer las cosas que la rutina diaria no nos deja y que queremos hacer, como ir al cine con los amigos, hacer una parrillada, escombrar tu recámara, salir a correr, aprender a nadar, sembrar un árbol, aprender a cocinar, adoptar a un perrito, aprender algún oficio, hacer alguna manualidad, poner alguna repisa para poner tu colección, leer un buen libro (recuerden, nada de Carlos Cuauhtémoc Sánchez o Crepúsculo), ajustar tu auto, en fin, un chingo de actividades productivas con las que te puedes sentir satisfecho contigo mismo y puedes pasar el rato con las personas que realmente quieres, y que sirven para que cultives tu mente y tu cuerpo y que pueden ayudar al planeta de una manera más convincente y eficaz que ir a contarle de tus infidelidades a un sacerdote chismoso.
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Bueno, es por eso que en esta entrada, y en las sucesivas, he decidido enumerar todas esas cosas pintorescas, grotescas, contradictorias y curiosas que atraviesan a la Semana Santa. Empezare con algo que les va a parecer en extremo trivial, y hasta ridículo, pero que considero hay que mencionar, solo para que vean que los católicos dicen cumplir con su dios, pero solo de dientes para afuera. Este hecho es el de comer mariscos en cuaresma.
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Muchos me dirán “Ay no mames”, pero es que es algo que se me hace muy curioso. No es que tenga algo en contra de los mariscos, al contrario, en mi opinión son muy deliciosos y se sabe que tiene muchos nutrientes (pero también algunas variadas toxinas, así que hay que comerlos con moderación, y solo hasta cierta edad), pero si los católicos fueran más congruentes con sus creencias, y leyeran su libraco sagrado (ese grandotote que sirve muy bien para aplanar milanesas) de vez en cuando, más concretamente el libro de Levítico, en el capítulo 11, en los versículos 9 a 12, encontrarán la siguiente joyita:
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"Estos comeréis de todos los animales que viven en las aguas: todos los que tienen aletas y escamasen las aguas del mar, y en los ríos, estos comeréis. Pero todos los que no tiene aletas ni escamas en el mar y en los ríos, así de todo lo que se mueve como de toda cosa viviente que está en las aguas, los tendréis en abominación. Os serán, pues, abominación; de su carne no comeréis y abominareis sus cuerpos muertos. Todo lo que no tuviere aletas y escamas en las aguas, lo tendréis en abominación".
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En pocas palabras católico, no puedes comer ni camarones, ni pulpo, ni calamar, ni langosta, ni ostiones, ni ninguna otra criatura acuática que no sea un pez, y no cualquier pez, sino peces que tengas escamas y aletas, es decir, que olvídate de comer tiburón (pobres japoneses, esos ya estarían condenados de existir el dios del Antiguo Testamento), charales o bagres. De hecho, analizando el texto en papel de historiador o de antropólogo, nos daríamos cuenta de que el Levítico no es otra cosa más que un compendio de costumbres de un grupo de jodidos pastores de cabras de la Edad de Bronce que habitaban el pinchurriento desierto que actualmente es Jerusalén, quienes, debido a su posición geográfica, no conocían muchas especies de peces (Carajo, los únicos cuerpos de agua cercanos eran el rio Jordán y el Mar de Galilea, que de hecho es un lago).
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De hecho, en ningún pedazo de su Librote dizque sagrado hay mención alguna que diga que no se puede comer carne de res. De hecho, para los que escribieron el Antiguo Testamento, las reses eran animales puros, y a cada rato le andaban sacrificando o una res, o una vaca, o una ternera a Iahvé, lo que implica que a este dios le agradaban las reses. Entonces no veo el problema para no comer reses, a excepción de que su cuidado y manutención para el consumo humano implica cierto daño al medio ambiente.
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El monero chileno Alberto Montt, de quien tengo un enlace a su blog en este humilde sitio (búsquenlo a mano derecha, por favor, vale la pena) tiene un cartón muy ilustrativo que podría explicar el porqué de esta situación.
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Esta tradición, como muchas otras derivadas de la Iglesia Católica, no se encuentra sustentada en su libraco (ya sabemos que los católicos en particular y los cristianos en general agarran de él lo que les convenga, y que sus autoridades se lo pasan por el fundillo a cada rato), vamos, ni siquiera en los textos apócrifos, sino que estas cosas fueron decretadas por un grupo de viejitos a principios de la existencia de la Iglesia Católica Apestólica Romana, cuando apenas se daban de alta en Hacienda, y apenas surgían como la corporación que actualmente es, cuando fue convertida en religión oficial y adoptó un sinfín de características, liturgias, costumbres y tradiciones de las religiones paganas contra las que competía, o mejor dicho, de las cuales se protegían, ya que el cristianismo en sus orígenes no era una religión muy fuerte, de hecho, era otra pinchurrienta secta de las miles que existían en el Imperio Romano, y la cual se dividió en grupos tan dispares como los pacíficos y respetuosos cátaros y en los corruptos, ambiciosos y criminales que antecederían a la corrupta, ambiciosa y criminal Iglesia actual.
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Así es que ya lo saben creyentes cristianos en general, como es que están las cosas con este asunto de los mariscos. El hecho de que los derechosos religiosos digan “soy católico” o “soy protestante” o “soy de x o y culto” implica que deben ser congruentes con lo que ese culto implica, y si aceptan del libro de su culto un específico párrafo, de un específico compendio de párrafos, y van a usar ese párrafo para justificar su desprecio al prójimo, lleven esa selección de párrafos a sus últimas consecuencias, es decir, o aceptan ese párrafo, y con él todo lo demás del texto, a pesar de que todo lo demás del texto sea repugnante, o rechazan el texto completo.
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Lo sé, me oí muy extremista, pero todos sabemos que hay muy pocas cosas rescatables de la Biblia (el Cantar de Cantares, por ejemplo) y fuera de ellas, el resto del libro merece ser usado como papel higiénico (empezando por Levítico).
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Sir David von Templo, Cambio y Fuera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuantas estupideces dices... has de ser el típico Chilango frustrado que no conoce nada de religión.Te voy a dar un consejo,si vas a criticar algo (sobre todo la biblia),es por que ya lo conoces de cabo a rabo. Sino, no escribas toda esta sarta de fanfarronerias.

Las personas como tu abundan en internet,rechazan la religion mas no dejan de hablar de ella... que estupidez.

Lo unico rescatable de toda esta basura es acerca de los libros: "nada de carlos cuahutemoc sanchez ni crepusculo"

saludos

Sir David von Templo dijo...

Amigo Anonimo, te recomiendo leer tu librote completo, todo esta perfectamente documentado. Si no dejo de hablar de ella es porque me sorprende como es que sigue llamando tanto la atención a pesar de ser tan contradictoria.

Piensa en eso.