lunes, 28 de junio de 2010

Sobre la alienación de las masas por medio de la publicidad del deporte, o de porqué la Selección volvió a perder

Ya lo deje claro en una de mis primerísimas entradas. Detesto el futbol soccer. No lo odio como deporte en sí, si bien considero que a comparación de otros deportes como el baloncesto, el beisbol o la esgrima, el futbol soccer no tiene mucha ciencia. Lo que si me encabrona hasta el punto de querer construir un rayo desintegrador para reducir el país en trillones de átomos individuales dispersos es la repetitiva, falta de originalidad, mentirosa y alienante campaña publicitaria que se forma alrededor de este deporte, llevadas a cabo por las ya antes mencionadas y discutidas televisoras nacionales: Telerisa y TV Apesta, perdón, quise decir Televisa y TV Azteca (¿O no sería al revés? Ya no me acuerdo).
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Para cualquier persona que piensa como yo, al menos en cuanto a cuestiones relacionadas con el futbol soccer, el abstraerse de toda esa publicidad resulta en extremo difícil, por no decir que prácticamente imposible. Con el Mundial de Futbol en Sudáfrica, pues la cosa se vuelve más fastidiosa que los programas sensacionalistas que pasan en “El Canal de las Estrellas” todos los domingos por la noche. Que si el Chicharito esto, que si Aguirre el otro, que si Messi, que si sus putas madres. ¿No resulta en extremo frustrante cuando estando en la sobremesa con tu familia, o charlando con tus amigos o cuando inicias la charla en algún café o sitio similar, en principal tema sacado a colación en estos días sea el mentado desempeño de la pedorra selección nacional? (No contesten, es una pregunta retórica).
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Esta situación es problemática, y lo es porque tiene un gigantesco trasfondo, tanto cultural, como social, psicológico, y hasta económico y político. Este trasfondo es lo que comúnmente ignoramos y no le damos importancia: es nuestra mentalidad autodestructiva mexicana.
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Comencemos con el desempeño de la Selección Nacional. Y voy a ser muy honesto en algo. De que hay jugadores cuya capacidad para el balompié se equipara a la de los jugadores europeos los hay (como ya dije antes, el soccer en sí no requiere de mucho chiste. Eso sí, requiere de una gran resistencia y una buena capacidad de aceleración). El problema radica en que los jugadores mexicanos (buenos y malos por igual) no saben cómo trabajar en equipo. Ojo, no estoy diciendo que necesiten uno de esos cursitos pedorros de inteligencia emocional o liderazgo (que dicho sea de paso, no sirven más que para justificar las acciones de los activistas de la derecha más retrógrada y peligrosa de nuestro país), sino que tengan más huevos. Cada cuatro años, los jugadores de la selección, sean quienes sean, se achican en los momentos donde deberían ponerle más ganas. Siempre sucede lo mismo. Cuando la selección se enfrenta contra oponentes fáciles (países donde las canchas de futbol son de tierra o arena, y unas palmeras o unos fierros viejos sirven de porterías), todo mundo está contento. Comienzan a admiran a los jugadores como si fueran los valientes héroes mitológicos que van a traernos el Vellocino de oro, o los bravos astronautas liderados por Bruce Willis que nos salvarán de un gigantesco asteroide. Pero cuando llega el momento de enfrentarse con un equipo con un buen nivel futbolístico, los huevos se les achican y ¡Tómala! 3 a 1 favor Argentina.
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A esto también hay que atribuirle que en este país, las televisoras, un duopolio maligno de la comunicación con ganancias en millones de dólares (no fue error de dedo, escribí DOLARES), tiene las manos metidas en este deporte, con el fin de sacar el mayor dinero posible, mediante gigantescas campañas publicitarias y patrocinios. ¿Quién es el dueño de uno de los equipos de futbol con más seguidores en todo el país? Nada más y nada menos que Emilio Azcárraga Jean, dueño del gigantesco consorcio de Televisa, y claro, dueño también de Cablevisión. Y claro, si no fuera suficiente verlos a cada rato en la tele, o escuchar hablar de ellos en el radio, tenemos que soportar ver las jetas de los jugadores y su director técnico en cada una de las promociones de consorcios multimillonarios como lo son Grupo Pepsico, Maseca o Telcel (Todos en manos de los hombres más asquerosamente ricos del país).
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Ahora cambiemos un poco de contexto, sobre la utilidad que el futbol soccer tiene en la sociedad. Si nos ponemos a analizar a fondo esto, debería ser como con cualquier otro deporte: La gente lo juega con el afán de entretenerse y matar el rato. Lo ve por la televisión para relajarse después de la chinga de todos los días, y hasta ahí. Es lo que pasa en cualquier parte del mundo con cualquier deporte. Los aficionados lo juegan para relajarse y divertirse, y los profesionales entrenan para volverse mejores y poder desempeñarse mejor, ya que es su modo de vida, y por medio de él, pueden desarrollarse como mejores personas. Hasta aquí todo lo pinto muy bonito, solo faltan ardillas y aves retozando alegre por el bosque. Y muchos dirán: “¿todo lo que acabas de decir difiere acaso con la vida real?”.
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Y, salvo casos aislados, yo puedo decir que sí. La cosa difiere mucho de lo que es en realidad, en este país en particular, gracias en parte a la gigantesca campaña publicitaria, y en parte a la mentalidad que se nos ha formado como mexicanos. En esta nación el futbol se eleva hasta el nivel de una religión, y se idolatran a los jugadores en un nivel casi idéntico que a la virgen de guadalurias, en un nivel de fetichismo nauseabundo. El futbol en este país priva a la gente, y si no me creen, solo rememoren un poco lo ocurrido en los últimos días. Escuelas en donde se dejaban de tomar horas de clases y todos los mocosos y profesores atraídos a un televisor cual insectos a esas lámparas anti-insectos. Sitios de trabajo y oficinas de gobierno donde todos, tanto los funcionarios públicos como los pobres diablos que iban a hacer los trámites de su tenencia apendejados viendo algún partido. Cientos de niños, estudiantes de primaria y secundaria cuyas únicas ambiciones en su vida son se futbolistas. La cosa ya no parece tan alentadora ¿o sí?
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Cada persona, salvo honrosas excepciones, se enfrasca tanto en el susodicho deporte que le viene importando 13 kilogramos de verga en rebanadas lo que ocurra alrededor de ellos, tanto en el contexto social, como en el familiar, político, económico y social. Los políticos aprovechan cuando la mayor parte de la ciudadanía esta apendejada con algo, sea el futbol soccer o la Academia o cualquier otra cosa, para poder ensartarnos más el rifle por la cola.
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Y eso es algo que no debería suceder. Estamos a unos cuantos pasos de caernos en el precipicio y la gente no mueve ni un puto dedo para cambiar eso. Todos se enfrascar en el futbol para escapar de sus problemas, sin terminar de entender que escapar de los problemas no los resuelve, sino que todo lo contrario.
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Además ¿Sería útil para nosotros como pueblo, que la selección ganase el Mundial? Yo creo que no. Si la selección Nacional, por azares del destino, o porque ahora si se puso las pilas, ganara algún mentado Mundial, nada cambiaría en nuestro país. Seguiría habiendo pobreza, delincuencia y corrupción. ¿Y por qué? Pues porque si la selección llegase a ganar, conociendo la ideología derrotista del mexicano promedio, no haría absolutamente nada nuevo. Solamente se pavoneará y dirá que la selección es muy chingona, y utilizará ese recurso para suplir sus propias carencias. Y puesto a que no querrá aprender de eso, sino que al contrario, justificará su mediocridad (vuelvo a aclarar, no todos) y seguirá permitiendo que la sociedad siga siendo como es. Y claro, no hay que olvidar que los políticos y empresarios utilizaran ese triunfo para justificar sus pendejadas, y lo usaran como recurso para seguir cagándola impunemente. Sin mencionar claro que los empresarios y los futbolistas cobrarán una millonada, y que los jugadores se cotizarán más quela pendeja de Paris Hilton.
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Y que se puede decir del gastado “Si se puede…” Creo yo que es uno de los más grandes complejos históricos que carga el mexicano timorato. El sí se puede es como decir “No vayas a perder”. Nuestros connacionales, o al menos la mayoría, tiene una mentalidad perdedora. Por eso las bostas de Carlos Cuauhtémoc Sánchez y Paulo Coelho inundan las librerías del país.
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Pero bueno, deduzco que a muchos lectores les agrada el futbol, y que si les hubiera gustado en el fondo, que hubieran tenido un mejor desempeño. Todos lo sabemos, el desempeño de la selección fue malo. ¿Y porqué fue malo? Por muchas cosas, aparte de las ya mencionadas.
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Primero, es imposible que el futbol nacional crezca si sigue teniendo los manejos que tiene. Los “dueños del deporte” se la pasan cada cuatro años privilegiando a lo comercial, a los ingresos en sus cuentas de banco, en lugar de ocuparse del crecimiento en lo deportivo que permita en un futuro pasar más allá de los octavos de final. El fútbol, como ya lo dije antes, lo manejas hijos de sus putísimas madres cuyo único interés es forrarse de verdes (billetes verdes, no playeras verdes).
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Para que México se vuelva una potencia futbolística, lo primero que se debe hacer es sacar de ahí las manos de los empresarios de las televisoras (en ningún otro país las televisoras tienen esa clase de injerencia en el deporte).
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Segundo tenemos al director técnico actual. Según conocidos míos más versados en el futbol, Javier Aguirre es un mejor director técnico que lo que fue Lavolpe, Hugo Sánchez y Sven Sony-Ericcson. Pero si de algo me di cuenta cuando me toco ver la cara de este tipo en la televisión, es que el cuate está harto, asqueado y fastidiado. Su jeta te da a entender que desde un principio él no quería ser el director técnico de la selección en este mundial, ni en ningún otro. Carajo, su cara parecía la de un niño al que lo obligan a ir a un evento social formal, y que aparte le hicieron tragar hígado de bacalao, y ningún comercial sensacionalista enfrente del Ángel de la Independencia puede ocultar eso.
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Nada más vean su cara de escuincle al que lo forzaron a ir a la boda de alguna tía que ni le cae bien.
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Esa actitud es lo que lleva a una persona a tomar malas decisiones, con el fin de quitarse el paquete de encima, y eso fue lo que hizo Aguirre con la Selección. Supongo que no puedo culparlo.
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Pero vuelvo a lo mismo ¿Serviría una reestructuración al deporte para mejorar al país? Quizá sea muy pesimista, pero lo repito: salvo casos extraordinarios, y personas con un mayor sentido de responsabilidad, lo dudo mucho.
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Ya es tiempo creo yo, de que comencemos a darle a las cosas la importancia que merecen ¿no creen? No me refiero a desechar el futbol por siempre (la gente encontraría otra cosa con la cual enajenarse), sino que le prestemos únicamente el tiempo, atención, dinero y etcéteras que realmente merece, y lo que sobre de eso, lo usemos en lo que realmente vale la pena, como la educación, la sociedad o el medio ambiente. Digo.
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Sir David von Templo, Cambio y Fuera.
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Posdata: Agradecimientos a
David Moreno, al Falso Profeta y a Herbert von Decomposer, ya que con su prosa y material me hicieron el paro para hacer esta entrada. Visiten sus blogs, canijas.

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