martes, 19 de abril de 2011

Disertaciones de filósofos y profesionales varios sobre la libertad de expresión, y mis debrayes propios sobre ellas.

Uno de los derechos más importantes de los que gozamos los seres humanos por el simple hecho de ser seres humanos es la libertad de expresión, es decir, que somos libres de decir lo que se nos hinchen los tanates. En la Declaración Universal de los Derechos Humanos la libertad de expresión aparece como el artículo 19°. En nuestra constitución (la de México), aparece dentro del conjunto de las garantías individuales, en el artículo 6°, e incluso los gringos tienen este derecho en alta estima, pues este se defiende nada más y nada menos que en su Primera Enmienda.
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La libertad de expresión, como cualquier otra libertad, tiene límites, por supuesto. No puedes abusar de ella para descalificar a una persona, a menos que esta persona haya cometido algún crimen o acto condenable, y es preferible no opinar de un tema si es que no tienes conocimientos de los temas que se están tratando en una discusión (aclaro de una buena vez para que esto no se preste a malas interpretaciones: uno puede tener conocimientos de un determinado tema aunque no tenga un papel, título o certificado pomposo y bonito. De manera análoga pero inversa, una persona puede tener un bonito título enmarcado y todo, pero no es garantía de que ya se le quitó lo pendejo a esa persona).
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No obstante, la libertad de expresión se puede usar para debatir ideas (las cuales son las que tienen que ganarse el respeto de la gente) y en última instancia ridiculizarlas, apoyarlas o incluso tallarlas en piedra.
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¿Y qué tienen que decir los científicos, filósofos y demás personas a las que admiramos por sus conocimientos, inteligencia y chingoneidad cerebral, acerca de la libertad de expresión? Pues muchas cosas en realidad. Los científicos y filósofos en otros tiempos sufrieron de la censura de sectores poderosos, a quienes no les convenía que las ideas de estas personas fueran conocidas por todo mundo.
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Aún hoy, podemos ver que muchos descubrimientos realizados en el pasado y el presente son acallados en aquellos lugares donde el conservadurismo, el fanatismo y la doble moral imperan sobre la sociedad (El Bible Belt de los Estados Unidos, por mencionar un ejemplo). Así que el día de hoy quiero compartirles unas citas, cortesía de la revista Muy Interesante del mes de abril, de algunas personas, que tienen mucho que decir acerca de la libertad de expresión. Van en negritas y cursivas las citas, y en normal mis reflexiones al respecto.
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“La libertad de opinión y de expresión, que es sagrada, solo puede existir en el contexto y el caldo de cultivo del decoro, la buena educación, el buen gusto y el respeto a la dignidad de las personas”
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Fernando Sánchez Dragó (nacido en 1936), novelista, periodista y crítico literario español.
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Esta es una forma políticamente correcta de decir que con un gran poder, como lo es la libertad de expresión, viene una gran responsabilidad. De nada sirve tener un gran poder si lo usamos de una forma egoísta y pendeja. Con la libertad de expresión sucede lo mismo. ¿De qué sirve la libertad de expresión si la gente en lugar de proponer soluciones a los problemas de la gente nomás anda diciendo pura pendejada? ¿De qué sirve la libertad de expresión si en lugar de pregonar el respeto al prójimo, la gente la usa para cagarle el palo a los demás? La libertad de expresión nos permite ser irreverentes, pero solo si somos propositivos, y solo si ponemos en entredicho las ideas y no la integridad de las personas. De lo contrario seremos lo que se conoce coloquialmente como “hijos de puta”.
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“En ningún momento es la libertad de expresión más preciosa que cuando un hombre se golpea el pulgar con un martillo”
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Marshall Lumsden (1922-2010), editor y escritor estadounidense
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No se puede estar más de acuerdo. Cuando uno se da un chingadazo, nada mejor que una maldición, y el buen Homero Simpson no lo puede confirmar.
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“…no tenemos ninguna intención de poner en peligro la seguridad del Estado. El amordazamiento de la libertad de expresión es en sí mismo una amenaza para la seguridad del estado”-----
Nadine Gordimer (nacida en 1923), escritora sudafricana
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¡A huevo! Esto es lo que deberían aprender los gobernantes y políticos alrededor del mundo. En una democracia la libertad de expresión es fundamental para que el sistema funcione. El presidente no está en su silla nomás para cumplir sus caprichitos pendejos, sino para hacer lo mejor para el pueblo, que fue quien lo puso en esa silla en primer lugar. Por ende, debemos ser libres de expresar que políticas nos molestan, cuales planes les faltan detallitos, y cuales acciones son las chingonas que se deben seguir. Solo así funciona la democracia, mediante el consenso y la discusión de ideas. No dejando todo en manos de una sola persona, que es lo que el mexinaco promedio parece entender.
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“La libertad de expresión es un bien escaso. Sería terrible dejar a los fanáticos marcar los límites”-----
Sir Salman Rushdie (nacido en 1947), escritor y ensayista británico de origen indio.
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Antes de que me digan algo, a los que provienen de la India se les llama indios y no hindús. Los hindús son los practicantes de la religión conocida como hinduismo, un politeísmo muy prolífico teniendo en cuenta que tienen divinidades que se cuentan por millones (y no, no estoy exagerando), entre las que podemos nombrar al simpático Ganesha (dios con cabeza de elefante), el bonachón Vishnú o la agresiva y violenta Kali. Pero volvamos al punto.
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Los fanáticos, sean religiosos o políticos, tienden a ser personas intolerantes, que creen que su misión en la vida en este de por si jodido planeta es la de imponer sus formas pendejas de ver el mundo y la vida, como si estuvieran haciéndonos un favor. Es por eso que a pesar de su fanatismo, no son fans de la libertad de expresión. Cuando una persona comienza a dudar de la veracidad de sus creencias y comienza a debatirlas, los fanáticos suelen hacerse los ofendidos y comenzar a coartar la libertad de expresión de quienes no están de acuerdo con ellos. Y eso es CONTRA LA LEY lectores. Es como dice el buen Ego: “cualquiera es libre de expresar lo que quiera, y todo mundo es libre de mentarle la madre a ese cualquiera por expresarlo”. El chiste es hacerlo lo más civilizado posible.
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“La libertad de expresión es el fundamento de los derechos humanos, fuente de la humanidad, madre de la verdad”-----
Lui Xiaobo (nacido en 1955), intelectual, disidente político chino y ganador del Premio Nobel de la Paz 2010.
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¿Quién mejor para explicarnos la importancia de la libertad de expresión que una persona que vivió su juventud durante la terrible dictadura déspota e inhumana (que de socialista tenia lo que Salinas de Gortari tiene de honrado) de uno de los monstruos más sanguinarios que dio el siglo XX?
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“…a los propietarios de los medios les cuesta entender que la libertad de expresión implica pluralismo, y pluralismo implica combatir los monopolios. Es uno de los principios doctrinales de los derechos humanos”
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Frank La Rue (nacido en 1952), activista guatemalteco por los derechos humanos y actual relator de la ONU para la libertad de expresión.
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Que exista una chamba dedicada a nivel mundial a proteger la libertad de expresión indica que esta tiene que defenderse a cada instante, y lo que nos dice el buen señor La Rue es algo muy cierto, que se aplica extremadamente bien cuando hablamos de los insulsos medios de comunicación mexicanos, más específicamente al Duopolio Televisa-TV Azteca. No podemos hablar de una libertad de expresión funcional al cien si solo estas dos compañías “dictan” que se trasmite y que no, y digo “dictan” así entre comillas, porque como nos enseño la boda de Peña Nieto y la Gaviota (aunque la gente que usa su cerebro de vez en cuando lo sabíamos desde hace eones), Televisa es la vasalla más fiel del Gobierno derechoso.
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“Hay una lucha pendiente que es la libertad de expresión, y la tenemos que librar con ferocidad”
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Kurt Westergaard (nacido en 1935), caricaturista ingles.
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A huehuetl. Los hechos recientemente ocurridos en Oriente Medio, la situación en Estados Unidos con los creacionistas. Y sin irnos más lejos, aquí en nuestro país, debemos defender nuestra voz.
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Y eso es todo lo que tengo por el día de hoy muchachos. Ya sé que he descuidado el sitio un poco. La pinche Universidad es bien absorbente, le chupa a uno el alma para convertirlo en un ser gris sin esperanzas ni sueños, que se alimenta de café y gansitos Marinela, o por lo menos las Universidades privadas son las que hacen eso, pero aquí voy a estar desvariando como un vagabundo borrachín… coff coff, que diga, iluminando a los adolescentes primerizos en el internet y a mis lectores habituales claro está, con mis vivencias y ocurrencias.
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Sir David von Templo, Cambio y Fuera.

miércoles, 6 de abril de 2011

Sobre el descaro y la poca originalidad de la mercadotécnia televisiva, o de esos comerciales que nos hacen soltar un sonoro Chale.

¿Ustedes son de los que suelen ver de manera regular la televisión abierta? Salvo sus honrosas excepciones, la mayoría de los programas que suelen trasmitirse en los canales de televisión abierta son simple y llanamente porquerías.
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Hay muchas veces en que lo mejor que uno puede ver son los comerciales. Muchos de ellos denotan humor, ingenio y una picaresca digna de José Joaquín Fernández de Lizardi. Otros son el colmo del descaro y el cinismo, como por ejemplo los comerciales de los ya famosos “productos milagro” que tiene de milagrosos lo que yo tengo de finlandes. Y otros sirven para que nos pongamos a reflexionar de nuestro desarrollo como sociedad y nación.
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¿Han visto el comercial más reciente del Grupo Pepsico para promocionar su versión de las aguas negras del Imperio? ¿No? Pues aquí está, en vivo y a todo color.
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Por el amor de Lucifer ¿Alguien me puede explicar que chingados fue lo que acabo de ver? (No se molesten, es una pregunta retórica) Lo único que puedo ver aquí es a Cuauhtémoc Blanco actuando como el embajador de todos los pocofinos del país. Que puto horror. Y encima algún cabrón tuvo la osadía o la pendejez suficiente para subir este comercial a Youtube. No me jodan. No nos jodan. No faltará el caso de algún extranjero que realmente crea que todos los mexicanos, más allá del jocoso porcentaje que el video menciona, son unos trogloditas que no pueden pronunciar bien ni el nombre de una marca. Y ahí están los mexicanos patrioteros quejándose cuando pendejetes como los de Top Gear (que dicho sea de paso son el equivalente británico a Esteban Arce, por lo que sus compatriotas no los toman más en serio que a un vagabundo ebrio) hacen chistes xenófobos, pero ahí estamos dándoles material para que se sigan burlando.
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¿Y qué me dicen de este otro comercial?
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Ya sé que este comercial es viejo, pero me ha tocado ver que aún se sigue trasmitiendo. Al principio lo ignoramos sin más. Pero aquí queda grabado para la posteridad una de las más comunes, pero no por eso menos dañina, formas de pensar del mexicano típico.
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Me explico. Lo que vemos en la mayor parte del comercial es a un montón de automóviles sobre una avenida completamente detenidos. Vemos gente frustrada porque no podrán llegar a sus compromisos. Algunos ya resignados por qué no llegarán a tiempo a donde tenían que llegar. Algunos ya incluso toman el asunto con naturalidad. Hay unas chicas bien sabrosas lavando una camioneta. Un sujeto rasurándose, niños intentando desaburrirse. Vemos incluso que el duopolio de las comunicaciones ya está dando cobertura al embotellamiento, que se ha multiplicado por toda la Ciudad de México. ¿Y qué es lo que ocasiona este problema? No es ni un accidente catastrófico, ni una colisión fenomenal de trailers, ni Optimus Prime y Megatron dándose un quiebre, Ni siquiera las Chicas Super Poderosas peleando contra un monstruo gigante. Lo que ha ocasionado todo el problema son dos cabrones, que cada uno en su Ford Lobo 2009, son incapaces de darse el paso.
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Y el egoísmo que parece que caracteriza a la mayor parte de la Raza de Bronce se hace presente hasta en los comerciales. Esa incapacidad de los mexinacos de ceder tan siquiera un poco para permitir a alguien más un derecho. Aquí se hace más que evidente esa forma de pensar pendeja e incivilizada. Al mexicano egoísta le vale madres cuantas personas puedan salir perjudicadas con su actitud egoísta, solo le importa demostrar (aunque ni demuestra nada que no sea mala educación) que es el más chingón.
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También vemos como el resto de la gente que se quedo paralizada en el embotellamiento no es capaz de reclamar, o de dialogar con los cabrones de las Ford Lobo para que se dejen de mamadas. Capaz que con semejantes trocas han de ser narcos y mejor ni les dicen nada para no acabar como quesos gruyere con rico relleno de plomo.
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Pero así como hay comerciales en los que solo muestran los defectos de los mexinacos, hay otros comerciales en los que se tiene un enfoque muy optimista, os trasmiten un mensaje muy bonito y poético, digno de un libro de superación personal, y después, todo se va al mismísimo demonio cuando pretenden venderte una pendejada que no tiene ni un puto carajo que ver con todo el mensaje anterior.
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Ahí les va un ejemplo.
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Todo se ve bien bonito. Nos dicen que el optimismo nos permite resolver los problemas que se nos presentan, que el decir “si” nos abre las puertas, que podemos cambiar el mundo, y al final, nos pretenden vender un pinche bote de pintura COMEX. Puta madre, seguro vamos a cambiar al puto mundo pintando nuestra casa o impermeabilizando el techo.
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¿O qué me dicen de este comercial? Este lo pasan a cada rato en el puto cine. No es suficiente con que en la tele nos inunden con comerciales por todos los frentes. Cuando vamos a ver una película luego de pagar 40 pesos por un boleto, la primera media hora es de puros comerciales, luego 10 minutos de adelantos de películas y después comienza la película. Como diría Homero Simpson, no puedo creer que paguemos por ver algo que es gratis en televisión (y encima de todo, que ni es gracioso, ingenioso o revolucionario).
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Ahí les va el comercial:

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Una vez más, el mensaje es bueno. Es el mensaje que la izquierda principiante pregona, predica y practica desde siempre, Ver las cosas buenas en el mundo y cuidarlas, protegerlas, multiplicarlas. Confiar en el trabajo duro, ser responsable. Unirnos todos ya no como miembros de una nación sino como seres humanos para hacer un mundo mejor. Quizá, si leyéramos mucho entre líneas esa frase de “despertar a la vida”, abrirnos al conocimiento, en lugar de huir de él como si fuera lepra, aprender en cabeza ajena, compartir y multiplicar el conocimiento. Valorar los conocimientos que valen la pena y desechar las supercherías y timos que se nos venden como meras catarsis. Y todo este buen rollo se va derechito a chingar a Lucifer cuando nos dicen que para “despertar a la vida” necesitas tu tacita de Nescafé. Y no del café de grano que es el bueno (o se supone que es el bueno porque a mí me sabe a cabello quemado), sino del pinche café soluble que sabe a agua de calcetín.
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¿Estoy diciendo que el mensaje positivo de estos comerciales debe ser ignorado? ¡Pero por supuesto que no! Si bien son mensajes un tanto inocentes, son el preámbulo para que alguna persona inconforme pueda canalizar sabiamente esa energía en propuestas útiles. Pero es una verdadera putada que usen esas ideas para lucrar. Es como para que todos los idealistas del pasado escupan bilis mientras se retuercen dolorosamente de ira y frustración en sus tumbas. Ojalá que estas empresas realmente crean en lo que sus anuncios pregonan, aunque es algo que puede ponerse en duda viendo como el inhumano neoliberalismo avanza intempestivo en el tercer mundo.
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Así que el consejo para esta entrada es: Manténganse siempre críticos, hagan que su cerebro trabaje para que pueda distinguir que vale la pena y que no merece mayor atención, e inculquen eso a la chaviza. Recuerden que para los niños los que salen en televisión son los chingones, y ellos quieren ser chingones. Enséñenles a ser escépticos, a ser críticos, para que no sean como el 38.88888% de los mexicanos que dicen PECSI en lugar de PEPSI, o que no ceden el paso porque se sienten bien chingones en sus Ford Lobo. Que puedan despertar a la vida sin su agua de calcetín Nescafé, Y que vean soluciones ilimitadas fuera de un bote de pintura.
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Sir David von Templo, Cambio y Fuera.